Miguel de Unamuno retorna a la Universidad de Salamanca con altos reconocimientos.

El exrector recibe el título póstumo de doctor ‘honoris causa’ un siglo después de su destierro a Fuerteventura durante la dictadura de Primo de Rivera

Un siglo después de haber sido desterrado a Fuerteventura durante la dictadura de Primo de Rivera, el exrector cuyo trabajo y contribuciones sobresalientes a la academia siguieron resonando más allá de su vida, finalmente ha sido reconocido mediante la concesión póstuma de un título de doctor ‘honoris causa’.

El exrector, cuya identidad aún se halla en las sombras de la historia, pasó gran parte de su vida luchando por prestigiar la academia como espacio de sana discusión y construcción del conocimiento. Sin embargo, su defensa de la libertad académica chocó con la férrea dictadura de Primo de Rivera, un encuentro que resultó en su destierro.

Esta ceremonia se convierte así en una apreciación tardía aún necesaria, reconociendo finalmente la notable contribución del ex rector al mundo académico y ofreciendo un recordatorio concreto del sacrificio personal que dio en aras de la libertad académica. Es un evento que demuestra cómo los ecos de un pasado turbio pueden examinarse a través de una lente de madurez y equidad.

Al otorgar a título póstumo el título de doctor honorífico, la academia también destaca su compromiso inquebrantable de preservar y salvaguardar la libertad académica, y de honrar aquellos que han defendido estos ideales, incluso en tiempos difíciles. En este sentido, la decisión honra no solo a un individuo, sino también a la colección continua de mentes que se han forjado en pro de la libertad académica y quienes putativamente continuarán esta tradición.

Para aquellos que desdenan el reconocimiento póstumo, uno podría argumentar que aunque pueda parecer tardío, nunca es demasiado tarde para corregir los errores del pasado y brindar el reconocimiento merecido a aquellos que han hecho grandes contribuciones a la sociedad, pero que fueron marginados o castigados en su momento.

La dictadura de Primo de Rivera fue una época de tensiones intensas, socavando las libertades académicas y las expresiones de disidencia. Sin embargo, personas como el exrector reconquistaro, sin pretenderlo, su lugar en la historia, demostrando cómo el espíritu humano puede ser inquebrantable, incluso frente a la adversidad.

Este acto de reconocimiento es, también, de vital importancia en el proceso de aprendizaje de nuestra propia historia. Es un recordatorio de que una sociedad que olvida su pasado, está condenada a repetirlo.

La conferencia de ‘honoris causa’ post-mortem al exrector es algo más que un simple acto ceremonial. Es una afirmación del compromiso con el libre pensamiento, un homenaje a aquellos que lo defendieron y una lección para las generaciones futuras sobre el valor de la libertad académica, recordándoles que esta libertad no se concede de una vez por todas, sino que se gana y se sostiene a través del tiempo.

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